Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas https://umarothf456232.blogdomago.com/37198167/la-imagen-del-cabezazo-de-zidane-eterna-en-la-memoria